PERSONAJE DE LA SEMANA (GREGORIO SAMSA) DE LA NOVELA METAMORFOSIS DE FRANZ KAFKA. ENTÉRATE COMO PUEDES GANAR EL CONCURSO DE LA SEMANA.
GREGORIO SAMSA
Para ser un personaje de Kafka o Kafkiano:
Uno es personaje de Kafka si da pasos tentativos hacia posibilidades de
futuro perpetuamente cambiantes. No hay futuro hay muchos futuros.
Tener el sentimiento
que los niños probablemente experimentan
al dar sus primeros pasos.
Basta el intento de
algo imposible.
Luchar contra la atmosfera que pesa con una fuerza de un kilogramo sobre
cada centímetro cuadrado de mi cuerpo.
Llegar a una puerta giratoria tratar de salir y estar ya afuera. Eso es
sentirse personaje de K.
Obtenido Entrega inmediata. Nexos
Luis Miguel Aguilar.
SAMSA RESUCITADO DURANTE LA SEMANA
MAYOR.
Despertó peor que haber tenido una cruz (cruda) trasnochada y
como si todo el cuerpo hubiera tenido que armarlo poco a poco como un
rompecabezas y sentir que cada parte funcionaba como después de un reinicio;
partiendo de unas señales que venían del centro de un disco duro; de su cerebro.
Sus dedos tocaban la aspereza del colchón desnudo, extendía
sus pies hasta sentir la orilla de la cama, estaba boca arriba; no sería mejor
regresar al mundo de donde había venido, ¡no!, tenía que continuar explorando
como niño que tiene un nuevo juguete e insiste en que un adulto no le ayude en
su armado, él tenía ganas de experimentar de probar.
Respiró para tomar fuerzas aunque no sabía que eso le
ayudaría a tratar de incorporarse como un resucitado, si un cuete hubiera sido
tronado; de seguro se hubiera levantado en un segundo pero no era cuestión de
apresurar nada, los gatitos no abren los ojos al primer día, al guardar
silencio pudo escuchar su corazón pero un murmullo vino de fuera; se
ensimismaba para que tuviera más alcance como si oído fuera supersónico.
Funciono; era interno su martilleo de su corazón, no sabía
que era pero lo intuía como indispensable para todo el funcionamiento de su
nuevo cuerpo, tenía que levantarse, y lo hizo lentamente un vaguido lo inundó y
tuvo que recostarse como la manzana que cae del árbol, tenía que volver
intentarlo y no tumbarse: aguantar, sostenerse e ir por el siguiente
aprendizaje esta vez cerro los ojos y se fue hacia arriba; cuando sintió que no
se desvaneció abrió los ojos, su cuerpo en verdad era frágil es más podía ver
su costillas como perro flaco.
De seguro si supiera las compararía como cuerdas de guitarra,
no lo tomo tanto en cuenta era maravilloso que la luz que entraba por sus ojos
y podía ver un sin fin de imágenes; no del todo reconfortantes; su cuerpo en
verdad era el primer misterio por descubrir; todo podía sentir que funcionaba,
se movían sus pies, sus dedos respondían, su lengua le pareció un animalillo
extraño; así que lo golpeo con fuerza pero al sentir dolor se dio cuenta que pertenecía
a su propio cuerpo.
A pesar de no comprender su función; todas sus partes
parecían servir para algo, sus dedos de la mano, su nariz, pero había un órgano
que le colgaba sobre las piernas el cual no obedecía a su impulso ¿era algo
inservible?, no se preocupó mucho por investigarlo si allí estaba era por algo;
de eso estaba seguro, por ello en esta parte del día ya era mucho el logro
obtenido.
Se puso de pie, tras controlar el vértigo, pudo avanzar con
miedo a caerse lo cual representaría un problema enorme tener que levantarse,
coordinar sus movimientos de piernas, cadera y estructuras era un martirio, un
gran dolor; pero sabía que tenía que avanzar, en eso cavilaba de lo frágil,
desprotegido y ridículo que era el ser humano porqué no se había convertido en
un nopal o en un ajolote ya que este último puede regenerar cualquier
extremidad, formidable ante esta situaciones de peligro, perder la mano y
sentarte a ver cómo te crece otra vez esta parte sería excelente.
Avanzó; la puerta estaba abierta; era de día; la luz inundaba
cada espacio; fue cegado por el sol pero pudo acostumbrarse cuando llego a una
sombra de un árbol grandioso; en vez de nopal baboso ser un árbol dador de
sombra; no era malo echar la mano a los demás de vez en cuando; pero no pudo con
ciertos enemigos alados; que de arriba tapizaron de excremento; le cayó en el
rostro; resbalo por su mejilla y llegó a las papilas gustativas era muy
desagradable su sabor y por inercia escupió al suelo.
Dentro de su cuerpo se escuchaban unos gruñidos; como si le
maullara un gato en las entrañas, un rechinado de un carro que no agarraba los
frenos, era por algo, no sabía que todo funciona con base a la energía, así que
ese dolor lo llevó sincronizar los sentidos y virar hacia donde podía oler algo
delicioso, unos sabores divinos provenían de ese lugar iluminado, nada le
impedía que llegara hasta allí echo una mirada para no topar con alguien y
decidió tomar algo parecido a un bastón que le permitía equilibrar mejor.
Llegó después de un tiempo monumental que a él le pareció de
lo más normal, no pasaba sobre su cabeza el peso del tiempo, inventado por el
hombre en pro de medir y cuantificar hasta la nada. Fue agradable el ver una
mesa servida con nopalitos con chile verde, una capirotada multicolorida, unos
estupendas lentejas charras, un pescado empanizado, no vacilo y comió
desaforadamente; rápido se dio cuenta que los platos; esos no se comían por su
textura todo lo demás sí. Con esta regla de seguro se hubiera podido comer
hasta las flores de adorno de la mesa.
Eructó, pensó que el monstruo que traía en el estómago quería
salir, así que se pegó en su panza, para lo cual esta le respondió con un dolor
agudo no lo haría otra vez de seguro, era inquietante ese vaivén de pasos que
provenían más allá de aquellas ventanas parecían hormigas que iban y venían.
Pudo llegar y miro a otros parecidos a él en cuanto a la forma; un reflejo en
la ventana pudo ver que su cabeza era redonda, que su cuello era movible pero
al observar aquellos tenían algo que los hacia diferente, estaban: vestidos y
eso era un problema mayor ver esos zapatos, pantalones, perfectamente ajustados
a sus cuerpos.
Sabía que esas paredes obstaculizaban su contacto directo
pero tenía que parecerse lo más a sus similares en caso de querer entablar
contacto directo, Gregorio se dirigió hacia las habitaciones y dedujo que eso
estaría guardado y se puso a abrir cajones y no encontraba algo que le quedara;
había unos vestidos enormes, unos en verdad pequeños, lo cual representaría un
problema mayor tratar de ponerlos encima de su cuerpo; pero le gustó una bata;
que todo le cubría y tapaba, tras un pequeño amarre, eso era perfecto.
Se salió al patio y descansó en una silla tras haber comido;
sentía que se iba, tenía un sueño agudo, la cabeza se le pandeaba pero un ruido
proveniente de afuera interrumpía; de seguro de haberse quedado dormido
regresaría a su forma original un simple insecto, un nopal o lo mejor de todo:
un ajolote, pero se levantó avanzó y en eso, tras hacer una inspección solo
pudo de manera natural tomar la perilla al tocarla; la empujó hacia él pero no se abría, de estar ensayando movimientos
azarosos no supo cómo; pero pudo ver una presencia que tomaba forma.
Era una mujer delgada y frágil como él, pequeña con un cajón
metálico entre las manos que apenas podía cargarlo con esfuerzo, todavía tenía
unos rasgos infantiles. “¿Es la residencia Samsa?”, no sabía qué era residencia,
si el sería Gregorio; le sonaba muy familiar así que asintió.
Es o no es arremetió con furia. Y viendo a su cara como un
niño regañado que ni sabe lo que le están preguntando pero a todo dice que sí;
con un más fingido y seguro sí. ¿Puedo pasar? ¿Algo se lo impide? Si usted,
hágase a un lado y muéstreme su chapa descompuesta.
Todo está jerga de palabras como torbellino a Samsa lo
dejaron noqueado por unos instantes si sus primeros contactos con esta nueva
espécimen serían fructíferos; tendrían que iniciar desde un hilo conductor
desde una madeja que se debe tomar de la punta; para querer desenrollarla o
atarla. ¿Qué al caso el universo surgió de la nada en una gran explosión en
pocos segundos?
La miró como chuchito regañado; ella comprendió que no era
culpa de él si no de su familia por querer tener familia después de los
cuarenta, por tener un hijo un poco lento y atolondrado, tomo aíre después de
contar hasta cien y se dirigió hacia adelante el bulto con patas la seguía de
cercas apoyado en un bastón.
No encontró tema de conversación pero si era formidable la
casa antigua estilo colonial; de seguro había sido heredada por sus
antepasados, porque en el presente el hacerse con una propiedad de este estilo;
ni en sueños ni siquiera vendiendo un ojo de la cara. La seguía como su sombra
ese joven torpe que no dejaba de observarla detalladamente.
Más ese extraño caminar; ese movimiento rítmico de vaivén a
Gregorio le pareció simpático, pero no dijo nada, avanzaron y ella pensó en
cual podría ser la puerta descompuesta porque de seguro a ese robot humano no
sabría y peor era haber trabajado en semana santa, porqué los ricos nunca
dejaban de mitigar al fregado y es más porqué su papá había aceptado mandarla
era un injusticia; pero eso se respiraba en todos lugares y se dispuso a
terminar rápido mínimo para alcanzar lo que seguía del viacrucis. La bajada de
una imagen que sudaba al igual que los pecadores que la sostenían en peso.
-“De seguro esta es la puerta, deje saco mi herramienta”.
Abrió su cajón que como doctor estaba bien equipado, lástima que sólo ocupaba
un desarmador ya que era todavía aprendiz; pero la miró completamente
destrozada por dentro para lo cual no había explicación solo se limitó a
desprenderla de la puerta.
¿Está sólo?, sí. Maldita sea quisiera estar muerta. Esto lo
dijo después de ver que era un poco difícil desprenderla; pero era cuestión de
maña más que de fuerza, allí agachada moviéndose de aquí allá y después en
lapsos de descanso se retorcía y el cuerpo de Gregorio comenzó a responder de
forma extraña.
Empezó a sentir calor, se le resecó la garganta, las manos le
sudaban y el corazón parecía que se le salía, más no sabía por qué ese actuar
extraño, de repente volteó hacia abajo y su órgano sexual había comenzado a
erguirse y expandirse. No tenía idea de lo que podría significar eso.
Por fin al quitarla y retorcerse otra vez, sus brazos giraban
como nadadora tan rápido como lavadora descompuesta, Gregorio lo encontraba
hipnótico, excitante y preguntó infantilmente: ¿Por qué se retuerce de esa
manera y tan seguido?
Se refiere a este movimiento, “mi brasier no me ajusta bien”;
contestó enojada, eso es todo. Brasier; repitió. No me venga con que ahora no
sabe lo que es eso. Alzó los ojos como de incredulidad y esperando no ser
nuevamente regañado. –“Le parece extraño que las jorobadas usemos brasier”. Esa
palabra todavía no la comprendía pero al hacer la seña con las manos no pudo
más que pensar en esas dos bolas que se miraban acolchonadas.
Ella continuo: -“las jorobadas tenemos pechos como todas las
mujeres, y necesitamos brasier para cargarlos, no podemos andar caminando como
vacas en la calle, okey”
No fue la única expresión que de la boca balbució Samsa perdido.
“Pero los brasieres no son pensados en las minorías menos en las jorobadas,
nuestro cuerpo es diferente al de las mujeres dizque “normales”. ¿Correcto? Así
que de vez en cuando tengo que retorcerme para regresarlo a su lugar. ¿Es por
eso qué se me queda viendo tanto? ¿Le parezco chistosa?”
Inobjetablemente entendido y guardado; era claro; que el
brasier era para mantener los pechos en su lugar; pero no funcionaba bien para
una jorobada ya que tenía una estructura diferente, no cabía duda tenía muchas
cosa que aprender de este mundo.
Ella miraba al joven con detenimiento; era flacucho, sus ojos
eran expresivos y aprehensivos sin malicia, es más tenía algo que no todos, le
pareció atractivo a pesar de su escuálida figura. Más al estar haciendo ese
escaneo de su rostro tuvo que bajar la mirada y poder presenciar la pistola
desenfundada, una protuberancia muy voluminosa que se le miraba sobre la bata.
“Es un cochino no se le vaya ser fácil nomás porque me miró sola,
pero no se crea aquí traigo un arma”, empuño el desarmador, -“arma; y eso ¿cómo
se comía?”, pero al ver su coraje no le quedó que buscar su mirada, sus
palabras vociferantes se estrellaban contra su rostro trataría de contagiar su
tranquilidad; para ver si se le bajaban los sumos.
“¿A qué se refiere? “¿No crea que las jorobadas somos chicas
fáciles?”, qué pensó me echo a este trompo a la uña. Pervertido. Trompo, seguía
todavía más desconcertado, uña; y eso de pervertido; era algo qué iba prendido
al cuerpo; no le entendía. Por fin se serenó y el respondió.
-“Quiero volver a verla”. “-Qué está jugando cree que las
jorobadas no tenemos sentimientos quiere jugar conmigo-; que no soy una
adolescente”. Jugar y adolescente a qué se refería, “-solo sé que siento algo
extraño que nace de aquí de mi corazón”; lo dijo poniendo énfasis en: que me
dicta que la vuelva a ver.
“Pero con ese bulto parado; me dice otra cosa”, “no sé la
verdad que esté pasando con mi cuerpo; es más ni entiendo esa reacción a qué se
deba”. En verdad por más que se esforzaba por encontrar esos ojos lujuriosos de
perro en primavera, no lo lograba y vaya que reconocía a los hombres con ese
sentir.
Usted es un mentiroso como todos, nomás te engañan te dejan a
la criatura y si te vi ni me acuerdo, esto era una metralla para un cerebro que
apenas digería palabras por minutos es más algunas las dejaba reposando o las
metía como al refri para después comenzar a descongelarlas, discernirlas.
Engaño, criatura, como escolar rescataba lo más importante.
Pero procesaba tan lento como las computadoras lentium. Y
ella usaba internet de banda ancha no podía alcanzar jamás una tortuga a la
liebre al menos que esta así lo decidiera, así que esta mujer parecía una que
brincaba y brincaba dejándolo con muchas dudas y con ese sentimiento aún más
desconcertante.
Pero serenándose contando hasta más de veinte y reposando como
la harina para el pan arremetió. “¿Además para qué quiere verme?, “Para
conversar como lo estamos haciendo”, es que este mundo es tan complicado, tan
difícil de descifrar.
Dígamelo a mí cuatro hermanos, papá viudo, cree qué no
conozco a los hombres; como la palma de mi mano chiquito, huelo sus intenciones,
sé de qué pata cojean, no me quiera ver la cara porque me lo arreglo.
Por qué se sulfuraba tanto pensó, y cuestionó: ¿la vida la ha
tratado tan mal? que si mal, que no ve que hasta los días santos ando en friega,
me levanté temprano hacer el quiahacer, y como los hombre tienen todos los
privilegios vayan a buscar pareja, tengan dinero lleguen a la hora que les da
la gana y si no quieren no lleguen y uno en la cocina, lavando y todavía
aprende el oficio para que nos ayudes, me tienen hasta la madre. Perdón acabé
de comulgar ayer y yo estoy pecando perdón Diosito.
Qué complicado el mundo de las mujeres y más la capacidad
para pulular más de cien palabras por minuto, y eso de Diosito lo dijo con tal
fervor y arrepentimiento, no le preguntaría el significado de tantos términos
para no parecer más imprudente o ingenuo, pero estaba seguro de pedirle que se
volvieran a ver.
Ella al retirarse de la casa y ver sus ojos tristes dijo: “el
trabajo créame es la única manera de expulsar tanto mal pensamiento en un mundo
lleno de intrigas, de pecados”, cae una cansadita en la cama; sin ganas de
hacer otra cosa así es la vida; nacimos jodidos. Ahora comprendía que tenía que
regresar al lugar donde todo había salido no sin antes decirle como terco si la
volvería a ver.
“Tal vez, pero sin ese cuchillo de por medio”, solo piense
tanto en mí y de seguro me volverá a ver, está segura, si eso funciona, ese
movimiento que parecía tromba y ardía más; las llamas como cuando le soplas;
sentía más fuerza. Era una atracción desconocida y tan aprehensiva como la
gravedad.
Al salir solo se limitó a decir, adiós guapo. Y al cerrar la
puerta un montón de mariposas se revolvieron en su estómago y el corazón latió
más rápido que una locomotora; comenzó a comprender muchas cosas de la vida
como las emociones experimentadas; ese día que de seguro no hubiera sentido nada
si fuera un nopal o ajolote ¿o sí? Pero en menor medida, ahora regresaría a
buscar ropa más adecuada y saldrían aquel mundo lleno de nuevos aprendizajes
por ofrecerle.
En la calle; un sonido estridente al unísono: “perdona a tu
pueblo señor”; lo estremeció hasta los huesos algo realmente importante sucedía
afuera, lo esperaban todavía más horas antes de volver a su estado anterior.
ACTIVIDAD DE LA SEMANA
NOTA DEL AUTOR:
La idea original es obtenida de
un cuento llamado “Samsa enamorado” del escritor Japonés Haruki Murakami
publicado en la revista letras libres, el cuento me encanto; al estar diseñando
la actividad de la semana vimos que la historia original traía escenas y
palabras no aptas para adolescentes.
Y me dijeron: “hay que cambiarla”
mi cerebro busco otros personajes tal vez algo de parodias, pero no me gustaban,
estaba fascinado con Gregorio Samsa y su regreso a ser humano después de ser un
insecto y deje la idea guardada en el baúl de los proyectos frustrados
.
Pero se me vino a la mente en
vacaciones; la idea como un perro que muerde y no suelta que tenía que ser “Samsa”,
así que en un arrebato me puse a escribir mi propia versión de Gregorio pero trayéndolo
a mi propio contexto al pueblo de Pinos y más en plena Semana Mayor.
Disfrute bastante escribir este
cuento, releerlo y corregirlo, esta es la versión resultante, espero que les
guste Samsa y por qué no; llevarlo
ustedes a otro contexto: a la escuela. Ante la fiesta de la comunidad o donde
lo quieran poner; allí está esperando para volver a la vida una y otra vez y dejar de ser un bicho.
LA ACTIVIDAD DE LA SEMANA como ya te diste cuenta es conocer a tu
personaje favorito de una novela o un
cuento y presentárnoslo. Como desees: sacarlo del contexto, hablarnos tú como
si fueras él, mostrarnos un lado que nadie conoce sólo tú, etc. Tu imaginación
yo sé que no tiene obstáculos. ADELANTE.
Cuando escribirán más cuentos?
ResponderEliminarComo publico un cuento?
ResponderEliminarMe encuentro en casa hoy es domingo y me toca oficiar misa me gusta bastante mi oficio también me gusta convivir con los niños de la doctrina y ponernos a cantar y hacer actividades me gusta experimentar con la electricidad ya son las cuatro tengo que partir hacía el Obraje ya que el camino es largo, al llegar los niños me reciben con mucha alegría y entusiasmo, amo verlos contentos, se da ya la hora de la misa, el evangelio de hoy es sobre el matrimonio, un tema sensible para mí, ya me imagino lo que diran de mi, "seguro nos quiere hablar sobre eso para que aceptemos su relación con doña María", así es tengo una pretendiente de aquí pero la gente no lo acepta cree que lo nuestro no puede ser ya que yo soy un padre, un sacerdote pero en realidad no lo soy, soy un reverendo y me gustaría que me comprendieran.
ResponderEliminarEsto no me ayuda a publicar un cuento
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAveces me pongo a pensar " ¿Si yo no aiga tomado esta carrerra que seria ahora?" la verdad que no lo se la gente se pregunta " ¿Como siendo tan joven ya es doctor?, ¿ Sabra lo que hace?, ¿Y si un dia le quita la vida a alguien?" es demaciado joven y yo no creo que pueda hacerlo, en cambio a mi jamas me a importado lo que la gente piense en fin nunca se complacera a todos simplemente yo hago lo que me gusta y pues a quien me apoye lo apoyare y a quien no lo que diga sale sobrando.... La gente me subestima pero yo siempre eh sido muy inteligente y se lo que ago pero aun tienen miedo a ser atendidos por mi ya que dicen que no tengo la edad suficiente para ser llamado " Doctor" pero poco a poco les demostrare a todos de lo que soy capaz , todos comeran sus palabras.
ResponderEliminarSnowball es un cerdo que tras salir del libro "Rebelión en la granja" decide irse al libro de "Calambres, balones, escupitajos y otros secretos futboleros" donde es el personaje principal de todos los cuentos mencionados en el libro. Snowball es un cerdo famoso por jugar fútbol con su equipo el Nacional, él es muy bueno, así que todas las entrevistas son hacia él, Snowball a sabido crear nuevas estrategias de jugar fútbol, el nos a dicho que tras irse de la granja animal, quiso buscar su verdadera pasión: El fútbol, y que mas que infiltrarse en este libro. Snowball participa en el equipo del Nacional y un día iban a jugar fútbol vs el equipo del Peñarol, los dos equipos tenían una gran rivalidad tanto el la cancha como afuera de la cancha, una vez como el equipo del Peñarol estaba con falta de recursos decidieron organizar una subasta para sacar dinero y lo que iban a ofrecer serian las medias de del jugador Luis Cubilla, que había usado cuando metió un gol para ganarla Copa Libertadores de 1960, pues ya que para su equipo era como un tesoro, empezó la subasta y Snowball disfrazado de una persona ofreció mucho dinero, así que las medias eran para el equipo Nacional, entonces delante de todos Snowball tomo las medias y les prendió fuego diciendo: ¡Viva el Nacional!
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